Situado en la zona monumental de Santiago de Compostela, en una calle muy turística, es difícil encontrar espacio libre en este restaurante a la hora de comer e incluso por la mañana, cuando el servicio de cafetería funciona realmente bien. Por las tardes y por las noches, en cambio, el ritmo es todo lo contrario. De ahí que el actual propietario decidiese invertir en mejorar la rentabilidad de su negocio. Las condiciones eran claras: hacer un lavado de cara, aprovechando todo lo que se pudiese reutilizar y reduciendo la obra al mínimo.

A pesar del nombre del establecimiento — heredado de los anteriores propietarios — Las Vegas se caracteriza por una cocina sencilla y platos tradicionales gallegos, con pescados y mariscos de calidad, y pinchos que atraen a los clientes por las mañanas. Además, la cocina funciona durante todo el día para cubrir las necesidades de peregrinos y turistas. Por otro lado, el interior presentaba una atmósfera poco atractiva desde el exterior, que no invitaba a entrar.

El desafío, por tanto, era armonizar el aspecto y la decoración con la propuesta de valor y la filosofía empresarial. Y tenía que hacerse minimizando la inversión; cambiar la iluminación para adecuarla a los diferentes servicios que se ofrecen a lo largo del día; recuperar elementos existentes para integrarlos en el nuevo diseño; sin realizar cambios de distribución, rozas o instalaciones eléctricas a la vista; y sin picar suelos ni baldosas.

La solución partió de una cobertura con pavimento de microcemento, y de trasdosados de madera en las paredes con pintura resistente a las rozaduras. La iluminación fue completamente rediseñada, pensada para marcar los diferentes ambientes que se necesitan a lo largo del día, para que pueda modificarse en cualquier momento. Se utilizaron focos encastrables y orientables con potencia regulable, lo que permite que el local adquiera la tenue iluminación característica de los pubs, especialmente de noche. También se integró la mayoría de los elementos del mobiliario existentes: barra y muebles detrás de la barra, mesas y banquetas altas, así como los característicos círculos del techo.

El resultado es fruto de un proceso de investigación y de los principios de sostenibilidad y reutilización del tipo de interiorismo que ejercemos. Este ecléctico estilo de Las Vegas funciona, porque recuerda a los bares típicos, con un aire agradable y adecuado al ambiente donde se inserta, y capaz de invitar a cualquiera a entrar sin tener que mirar las referencias.