Muchas veces, cuando vamos andando por la calle o entramos en un centro comercial, apreciamos olores reconocibles. Nos hacen identificar un producto, una marca o una empresa «al primer olfato».
Por mucho que nos esforcemos, no podremos recordar colores, texturas o fotos con la misma fidelidad que la que nos transmite el sentido del olfato.
Es increíble lo que una fragancia nos puede evocar. Podemos recordar sensaciones, sentimientos y experiencias vividas en otros momentos. Esos recuerdos olfativos duran años, toda la vida.
1. Olores naturales y olores de diseño
Hay olores «naturales» que no se inventan, que ya existen.
Cuando era pequeña, había una pastelería en el pueblo y cuando horneaban los queiques la gente acudía en manada porque sabían que iban a comprar un producto fresco, rico y recién sacado del horno.
Sin duda es un atrayente que hace que sigamos un rastro para llegar al sitio e identifiquemos mejor de qué se trata. Si el olor es «rico», agradable, crea en nosotros unas sensaciones que facilitan la compra.
Los aromas como los de aquella pastelería se generan de manera orgánica.
Pero ¿qué pasa con los espacios que no generan olor pero queremos que tengan su propia impronta?
Ahí entran los profesionales que se dedican a diseñar «olores» concretos para los que se escoge minuciosamente cada componente. Con una buena elección, se pueden evocar las cualidades que toda marca posee.
Porque, por supuesto, este arte también va de branding.
2. El olor también es interiorismo
Un interiorismo de marca define cada detalle visual. Las superficies, la iluminación, los colores, las texturas y los acabados…
Es un proceso y un resultado que identifica la procedencia de la marca e integra sus valores, filosofía y productos/servicios de marca para crear un espacio único y genuino que destaque del resto.
¿Y el olor?
Toda marca se verá reforzada con un olor o fragancia que identifique y defina sus cualidades sin necesitar palabras y sin imágenes. Es decir, el aroma es una pata más de la identidad de la marca.
Del mismo modo que los colores la definen sin necesitar del aroma, el olor debe definirla sin necesidad de elementos visuales. Todo esto debe ir bien integrado y convertido en un solo elemento.
3. El odotipo también es para los servicios
El olor del pan, de las brasas, la cocina, una tienda de ropa, incluso el olor de una librería. Asociamos esta herramienta de marketing más a productos, pero creo que para los servicios se debe potenciar aún más.
¿El motivo?
Porque los servicios una vez consumidos ni se ven ni se tocan, pero un objeto o una prenda de ropa, sí.
Hoy, las marcas inteligentes que quieren ser recordadas utilizan esta potente arma.
Ya se está implementando en áreas donde se quieren crear ambientes más cómodos, donde se compartan experiencias, se rinda y se trabaje mejor.
Por ejemplo, en el dentista o en una clínica mental, donde una fragancia amable y acogedora puede tranquilizar a los pacientes.
4. ¿Cómo se diseña el odotipo de una empresa?
Para desarrollar un odotipo ideal, lo primero que debemos identificar bien son los valores, filosofía, producto y servicio de la marca.
Esas características se condensarán en lo que será su aroma de marca.
En definitiva, el proceso es igual que con el interiorismo de marca: el espacio también se proyecta así, pero centrado en lo visual.
En el caso del odotipo, buscamos complementar al interiorismo. Queremos crear experiencias y sentimientos que queden grabados en la memoria para reforzar la imagen de la empresa.
La identidad olfativa es una gran herramienta de marketing sensorial que aumenta las ventas, la permanencia en el local o la espera para comprar.
Pero no olvidemos nunca que el olor es un complemento importante, pero no el único. El interiorismo y la ambientación reforzará aún más la experiencia.
Esto también quiere decir que hay olores y ambientes que «no pegan». Por eso hay que tener cuidado y profesionalidad al diseñar la identidad de la marca.
Una oportunidad para la profesión
El odotipo es un plus que ayuda a que una marca sea más sostenible como negocio. Ayuda a nuestros clientes a que sus consumidores compren más gracias a experiencias y sensaciones particulares, únicas.
Pero el diseño de odotipos también nos beneficia a las/los profesionales del diseño, porque hace que nuestro trabajo sea más valioso.
En definitiva, mi deber es aportar valor a mi profesión con herramientas como esta, porque sé que una inversión así en una marca o en un negocio va a conseguir espacios más rentables y más memorables.