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A veces necesitamos hacer cambios en un espacio, pero no podemos —o no queremos— meternos en una reforma profunda. Otras veces todo funciona bien, pero al espacio en cuestión podríamos sacarle más provecho con una pequeña mejora. Y es que cada vez damos más importancia al tiempo que pasamos en casa, y para optimizarlo es importante que todo lo que nos envuelve esté en sintonía con nuestra forma de vivir. Esto es una regla general que debería aplicarse en todos los espacios. Y las cocinas no tienen por qué ser una excepción. 

Además, como la mayoría habitamos apartamentos y pisos hechos en serie, con patrones que se repiten una y otra vez, conseguir un hogar de verdad, pasa necesariamente por adaptar esos espacios a nosotros. 

Ya sé que a la mayoría nos echan para atrás las incomodidades que genera una reforma: tiempo perdido, polvo, desorden, la imposibilidad de hacer vida normal con los/las profesionales metidas en casa, etc. Por no hablar del coste, que siempre tendemos a sobreestimar. Pero…

Spoiler: adaptar un espacio a lo que necesitamos no tiene por qué ser caro, ni interminable, ni complicadísimo. Así que aquí te dejo 5 claves que cualquier persona debería tener en cuenta a la hora de reformar su cocina para no salir escaldada. 

1. Estudia el espacio 

Estudiar el espacio es el primer paso. ¡Obviamente! De lo que se trata es de que hagas un ejercicio de imaginación y pienses en qué necesitas y en cómo usas ese espacio. Así verás en qué puntos el espacio actual no se adapta a ti. Coge papel y lápiz, mide el espacio y haz un boceto de lo que imaginas, indicando qué deberías cambiar y por qué. 

Si no consigues visualizar el espacio en tu cabeza, una buena alternativa es armarse de cinta de carrocería y colocarla en las paredes y suelos para representar los elementos que deberían ir en cada sitio. El objetivo es “proyectar” in situ lo que tienes en mente. Este truco ayuda a ver las dimensiones, proporciones y composiciones, y a saber realmente el espacio que pueden ocupar una mesa o un armario. O a saber si un mueble auxiliar va a entorpecer el paso si lo colocas aquí o allá. 

2. Define el presupuesto 

Antes de meterse “en harina” hay que saber de cuánto dinero disponemos para invertir en la obra. Mi consejo es que te centres en lo que de verdad vas a necesitar. Y también hacer una pequeña proyección a futuro. Si vas a cambiar electrodomésticos, ten en cuenta que la compra de equipos más eficientes (que suelen ser más caros) se verá compensada con el paso del tiempo. Sobre todo a la velocidad que sube el precio de la electricidad y el gas. Además, en una reforma de cocina, una parte importante suelen ser, precisamente, los electrodomésticos. 

3. Menos albañilería

Uno de los puntos en que podemos ahorrar más tiempo es en la albañilería. 

Casi todas las reformas de cocinas pasan por este dilema: picar azulejo vs. dejar el azulejo en paz. La mayoría de las cocinas, incluso las que nos encontramos en casas vacías, a estrenar, traen azulejos. 

Así que la pregunta está clara. Incluso si el proyecto que tenemos en mente no tiene azulejo, ¿de verdad es necesario retirar el que ya hay? No se trata de barrer los problemas debajo de la alfombra, sino de entender que, cuando no se trata de una cuestión de espacio, ahorrar tiempo y dinero en picar azulejo siempre es buena idea. 

Por suerte, hoy existen multitud de fórmulas que nos permiten ocultarlos perfectamente. Ya sabemos que lo tradicional es picar el azulejo para después poner el revestimiento sobre una pared picada. Pero pensémoslo fríamente: ¿cuál es la ventaja de hacer esto? Ninguna. 

4. La cuestión del azulejo

Otro tip sobre azulejos. Es verdad que, como las cocinas tienden a ensuciarse mucho, la mayoría de la gente busca superficies fáciles de limpiar. Es normal. Hasta hace unos años el azulejo era el rey. Pero hoy la mayoría están obsoletos, pasados de moda o simplemente son imposibles de encontrar porque ya no están en los catálogos de los fabricantes. Y, además, incluso con azulejos nuevos, las fábricas necesitan unos días para atender el pedido y los precios suelen dispararse si buscas una calidad un poco superior. La buena noticia es que existen alternativas fantásticas. 

Por ejemplo, se puede, simplemente, pastear y pintar. Actualmente existen pinturas muy duras y lavables en el mercado, resistentes a las rozaduras y a las grasas. Otra opción es panelar las paredes, lo que reduce considerablemente el tiempo de ejecución y secado. Los paneles ofrecen aún mayor resistencia que la pintura, y se pueden conseguir interesantes resultados combinándolos con los paneles del mobiliario de la cocina. 

5. El tiempo es dinero

Reducir tiempos es una de las constantes con que trabajo como interiorista. No solo porque cuanto más tiempo tarda una obra en ejecutarse mayores son las molestias ocasionadas en la propia casa y, a veces, en la de los vecinos. Es que, además, más tiempo suele significar más dinero de inversión. 

No se trata solo de las horas de trabajo, sino de que los procesos también tienen sus costes. En el ejemplo del azulejo que poníamos más arriba: siempre será más barato taparlos que picarlos. Lo mismo puede decirse de algunas instalaciones de electricidad y fontanería, o de procesos de pintura que exigen encintar y dejar secar. Y, además, lo que te ahorras en esos procesos innecesarios puedes emplearlo para mejorar la eficiencia de algún electrodoméstico, por ejemplo. En resumen: sacar de donde no compensa para aplicarlo donde compensa.

Alacenas Finsa de melamina Gama Duo acabado Gris Porriño. Revestimiento de paredes Finsa Gama Duo acabado Gris Porriño. Carpintería metálica a medida. Pavimento resistente. Sillas Pacific Segis Spa

6. Un ejemplo

Déjame que te muestre un ejemplo de lo que digo. Se trata de un proyecto de reforma para unos clientes en su apartamento. El diseño está hecho bajo la premisa de que la obra sea lo más superficial posible, sin renunciar al resultado final, claro. Con esa mentalidad, estos son los supuestos de ahorro de tiempo (y dinero):

— En albañilería. Como dijimos más arriba, nada de azulejo, nada de alicatar. No tendremos que retirarlo ni poner uno nuevo. Simplemente lo cubriremos. 

— En retirada de derribos. Al evitar el escombro, ahorramos a la hora de gestionar la retirada de los derribos.

— En molestias. Cuanto antes terminemos, antes queda operativa la cocina y menos inconvenientes causamos a la familia que vive en el apartamento (y a las que viven a los pisos contiguos). 

En resumen, en el día 1 quedarán listas las instalaciones de electricidad y fontanería y el trabajo de albañilería. El día 2 colocaremos las alacenas, instalaremos los electrodomésticos y colocaremos la piedra encimera. La mayoría de marmolerías disponen de las piedras en su stock, listas para cortar, así que es factible resolverlo el mismo día. El día 3 instalamos la carpintería metálica, realizamos los trabajos de detallado con pintura y finalizamos la obra. El día 4 la cocina está lista para comenzar a ser utilizada. 

Es evidente que un timing así exige que los gremios estén bien coordinados y sean profesionales, y eso es responsabilidad de quien dirige la obra. Sin embargo, no es ninguna fantasía conseguirlo. 

En cualquier caso, lo que trato de explicarte es que no deberías temer a las reformas, ni renunciar a conseguir espacios que se adapten a ti y a tu modo de vivir. Sobre todo ahora que pasamos tanto tiempo en casa. Piénsalo de este modo: el confort es salud. 

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