1. Documenta todos los aspectos de tu empresa
Antes de comenzar a desarrollar cualquier acción en un negocio, debes tener claros todos los aspectos del mismo y, si es posible, documentarlos. Piensa en cuál es tu filosofía de trabajo y relación con el cliente. Define qué hace que tu negocio sea único, es decir, la propuesta de valor. Y piensa en cómo quieres que la gente lo vea y qué quieres que piensen de él.
De lo que se trata es de anotar en un cuaderno una serie de conceptos que resuman en qué consiste tu negocio. La máxima es claridad, sencillez, elegancia y coherencia. El objetivo es que antes de iniciar cualquier acción tengas en cuenta estos elementos, para no contradecirlos y, por el contrario, poder darles más visibilidad y reforzarlos gracias al diseño.
2. Investiga a tu competencia
Seguramente tu negocio no es el único del sector en tu área de actuación. Antes, la mayoría de las empresas eran locales. A veces cubrían solo un barrio o un pueblo. Hoy, en cambio, las empresas tienen radios de acción mucho más amplios y la digitalización ha disparado las posibilidades de internacionalización. Esta es una buena noticia, pero también significa que habrá más competencia.
Saber qué hace esa competencia y reflexionar sobre cómo lo hace, en qué se destaca, cómo logra vender los mismos productos o servicios que tú vendes — o muy similares — es fundamental. Busca estas respuestas en empresas que sean puntos de referencia en tu sector. En negocios y marcas que hacen lo que te gustaría hacer. A esto lo llamamos el «gran doble». No se trata de copiarlo descaradamente. Pero tampoco hay que ponerse a inventar la rueda. De lo que se trata es de que encuentres el término medio y te puedas inspirar en lo que otros hacen bien y funciona.
Además, hacer este ejercicio siempre termina revelando aspectos de nuestro propio negocio a los que no estábamos prestando suficiente atención. Compararnos nos ayuda a mejorar y a tener una conciencia más clara de dónde estamos.
3. Investiga a tu clientela
Tu negocio debe estar siempre orientado, en cualquier aspecto, a tu clientela. ¿Qué necesita la gente que atraviesa la puerta? ¿Cómo les vas a ayudar? Para pensar en la clientela, un ejercicio muy útil es construir una buyer persona. Una buyer persona es un estereotipo de cliente ideal, donde no solo se consideran las necesidades que lo vinculan directamente con nuestro negocio, sino también aspectos de su vida que nos permiten descubrir, por ejemplo, dónde invertir en publicidad de manera más efectiva. La mayoría de las empresas tienen más de una buyer persona.
Desarrollarlas nos permite adaptar nuestra oferta a lo que realmente quieren, que no siempre es lo que necesitan estrictamente. Así, podrás potenciar lo que realmente funciona y descartar lo que no nos aporta beneficios. Y, además, te permitirá especializar tu oferta y ganar referencialidad y una clientela más segmentada. Todo son ventajas.
Si no sabes cómo crear tu buyer persona, no se preocupes. Al final del artículo, te dejo un enlace para que descargues un workbook gratuito que te guiará a través de este y otros pasos. Pero primero, sigamos con los 10 consejos.
4. Haz una lista de necesidades
Este es uno de los consejos que más repito. ¿Por qué? Porque no puedes imaginar cuántas veces, al iniciar un proyecto, la persona que nos contrata no tiene claro qué necesidades específicas quiere abordar.
Por ejemplo, a la hora de acondicionar tu local, ¿cuál será el espacio para los clientes? ¿Qué van a hacer las personas cuando entren al recinto? ¿Cómo se van a mover? ¿A dónde tendrán que ir una vez que pasen la puerta y cómo podemos mejorar ese flujo?
Resumir todos estos datos en una hoja adelanta mucho trabajo en la investigación anterior que hacemos para cada proyecto. Y esto ahorra tiempo y dinero.
5. Piensa en el espacio optimizándolo para el trabajo
Relacionado con el punto anterior, pero más concretamente, siempre hay que tener en cuenta los puestos de trabajo que tendrá el negocio. Es decir, considerar sus necesidades específicas, para determinar el diseño del espacio que tendrán a su alrededor.
Lo que está en juego es facilitar el trabajo maximizando la comodidad no solo de quienes van a trabajar en esta o aquella estación en particular, sino también pensando en el acceso del cliente a ese punto en particular.
En los diseños que hago, tengo muy en cuenta estas cuestiones. De hecho, son una de las partes imprescindibles de la investigación previa que lleva cada proyecto. Pero nadie conoce tu negocio ni cómo maximizar la rentabilidad de cada área de trabajo mejor que tú.
6. Busca referencias estéticas
El diseño de los aspectos visuales de un negocio no debe responder a los gustos personales de quienes lo promocionan, sino, en todo caso, a los gustos de los clientes de ese negocio. Además, hay una serie de factores asociados con las formas, colores y composiciones que deben tenerse en cuenta al elaborar un proyecto de diseño de interiores o una identidad gráfica. Pero eso no significa que sus gustos particulares no importen en absoluto.
De nuevo, existe un término medio en el que, dentro de las soluciones que mejor se adapten a tu negocio y tu clientela, es posible acercarse a tus gustos personales. Por eso, es buena idea buscar diferentes estéticas de referencia. Internet nos ofrece mucha información visual que nos ayuda en este ejercicio. Además, a la hora de diseñar el local de tu negocio, siempre es importante aportar referencias al interiorista, para que las tenga en cuenta a la hora de proponer un proyecto.
7. Considera el diseño en relación a tu producto o servicio
Este es otro consejo básico. El objetivo de cualquier negocio es lograr ventas. Ya sea de servicios o productos. Por lo tanto, el diseño debe estar orientado a hacer visible la oferta. Y a potenciar sus cualidades. La relación entre producto o servicio y diseño es tan directa que se puede decir que el primero define la mayor parte del segundo.
Y en esto debemos hacer una recomendación adicional: menos es más. Los diseños muy elaborados tienden a dar una imagen poco realista del servicio o producto. Esto acaba generando expectativas en la clientela que luego no se cumplen y genera frustración o insatisfacción. Y nadie quiere eso, ¿verdad? Por lo tanto: coherencia. Coherencia entre lo que ofrece o vende y cómo lo presenta. El diseño es la herramienta para lograr esa coherencia.
8. Haz una estimación de inversión
Hacer una estimación de la inversión que necesitarás y las posibilidades que tienes de poder hacerlo es crucial. ¿Por qué? Porque ayuda tener proyectos de diseño adaptados no solo a tus necesidades, sino también a tus posibilidades. Aquí debes ser lo más realista posible. Y también ten en cuenta que, a veces, las reformas profundas se pueden realizar por fases. Dependiendo del caso, esta puede ser una solución cuando las necesidades son muchas y la capacidad económica no da para todo.
9. Considera tu identidad gráfica
Son muchos los negocios que encargan la remodelación de locales para establecerse, pero no prestan atención a su identidad gráfica. Una vez más, esto proviene de la tradición de considerar solo negocios locales, donde la identificación se hacía tradicionalmente de persona (cliente) a persona (propietario). Pero hoy el mundo empresarial ha cambiado drásticamente y las empresas necesitan una imagen que las haga reconocibles.
Cuando hablamos de identidad gráfica no nos referimos solo a un logo. Este es un elemento importante, pero tampoco el más importante. La identidad se construye con múltiples elementos que deben ir de la mano y ser coherentes. No solo entre si, sino también con el interiorismo comercial de nuestro negocio. De esta forma se logra un todo unificado que mejora la proyección de nuestro negocio y lo convierte en marca.
Uno de los aspectos que distingue a decorazul es precisamente integrar ambos mundos. ¿Qué significa esto? Que, como interiorista, trabajo directamente con equipos de diseño gráfico, editorial, web, etc. para asegurar esa consistencia tan necesaria.
10. Atención a los cambios de temporada
Otro tema a considerar es la posibilidad de cambios estacionales o de temporada en el tipo de producto o servicio que ofrecerá tu empresa. Esto pasa mucho en las tiendas de moda, por ejemplo. Pero no solo ahí. Ya hemos dicho que el diseño debe estar 100% orientado a mejorar la visibilidad y potenciar las cualidades de productos y servicios. Si estos productos y servicios cambian porque cambia la temporada o porque llegan novedades que se añaden a nuestro catálogo, debemos tener un diseño que se adapte a las nuevas circunstancias.
Lo que está en juego, en estos casos, es que la base del diseño permita cambios, campañas específicas, transformación de escaparates, etc. De esta forma, habremos conseguido un interiorismo versátil y por tanto más rentable.
Bonus track: el workbook de decorazul
Espero que estos consejos te hayan sido útiles y que te lleven a tener una visión más concreta de tu negocio. Tanto si estás a punto de crearlo como si ya lo tienes y has notado que necesita un cambio.
Para ayudarte aún más a sentar las bases de tu negocio y definir la mejor manera de presentarlo al mundo, recientemente escribí un workbook basado en estos principios y otra información adicional. Esta es una guía paso a paso, esencial para mejorar aún más la visión de tu negocio. Y puedes descargarlo gratis.
El libro de trabajo está diseñado para ayudarte tanto si deseas remodelar tu local como si no. Además, si finalmente optas por hacerlo, también será una herramienta muy útil para completar la investigación inicial.